Bora Bora, el complemento ideal para esta temporada

Son vacaciones, hace mucho calor y tienes hambre. Tu cuerpo comienza a reaccionar al antojo, y con toda la sabiduría que le distingue a la naturaleza, llega hasta tu paladar el deseo de comerte unos ricos, sabrosos, nutritivos y deliciosos mariscos.

Ya sabes qué es lo que quieres comer, pero no basta, la bebida es importante. La combinación es compleja, si alguna de las dos falla, habrás comido pero no estarás satisfecho.

— ¡Y aquí dónde como rico! También quiero beber, una michelada estaría bien.

Vives al norte de la ciudad y ya no aguantas, no sabes si tienes más sed o hambre, y viceversa.  En la búsqueda de saciar tu deseo de mariscos, pero no te quieres arriesgar, quieres comer bien — de esos que están chidos — pero donde vendan algo que te puedas tomar a gusto, despacio, que no te queden más ganas que regresar a tu casa y descansar, satisfecho, bien comido y a dormir.

Tus pasos te llevan a la Avenida Haciendas del Rosario, caminas como si fueras rumbo al Hermenegildo Bustos, y llegando a la colonia Real del Bosque, lo ves, ahí está.

Se ve muy bien ¡súper bien! Entras al local, y las galletitas saladas, las salsas y los demás complementos en una mesa limpia ya te convencieron de sentarte y ordenar. Llegaste al Bora Bora.

Te dan el menú, muy bien diseñado por cierto.
— Se toman muy enserio el negocio. Piensas. Ves la carta y es muy variada. Hay cocina fría y caliente. Tostadas, aguachiles, piñas con mariscos, cócteles, filetes, pescados y camarones y burritos.

Todo se te antoja, mientras piensas qué ordenar comienzas a ver el menú de las bebidas, a ver si mientras te decides puedes comenzar con la bebida, pero ya ibas decidido.

— ¡Una michelada, por favor!
Todavía ni comes y ya estás pensando en regresar, pues no te quieres quedar con las ganas de probar las aguas frescas y la variedad de cervezas.

Te dan tu comida, y las glándulas salivales hacen lo suyo.  Era tan rico que no querías terminar, sólo agarras el teléfono, abres WhatsApp, ahí está el chat de tu mejor amigo.
Y escribes:
— ¡NO MANCHES, TIENES QUE VENIR AQUÍ!