Antes de pasar por San Judas eran asaltados, algunos perdían la vida y eran arrojados con todo y animales a las norias secas mientras que sus tesoros eran enterrados.
En la época de la Revolución, un par de arrieros fueron detenidos por los Carrancistas y les preguntaron de qué bando eran, a los que ellos respondieron villistas suficiente para que les arrancaran la vida a balazos.
Los cuerpos fueron sepultados en la capilla de San José del Resplandor, tiempo después, se aparecía un hombre vestido de blanco y cuando se le preguntaba quién era, él respondía: “Soy arriero y vengo del Sauz de Armenta y voy para León”. Cuando finalmente se quemaron los restos, dejaron de ocurrir estas apariciones.
Una vez más, unos arrieros fueron asaltados y asesinados y las barras de plata que traían fueron enterrados en la noria de Don Chon.
Se dice en la comunidad de San Juan hay tesoros enterrados en varias partes y que alumbran las noches de los tres jueves mayores; jueves santo, jueves de Ascensión y jueves de Corpus y que las almas de estos arrieros han impedido que sean encontrados.