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Historias

‘Don Gelatinas’, 20 años vendiendo en el atrio del templo Expiatorio

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“Don Gelatinas” es un amor. Son las 7:30 de la noche y ya está como desde hace 20 años en el atrio del Templo Expiatorio esperando a que se termine la misa para ofrecer su producto, trae gelatinas de grosella, jerez y limón que acompaña con un delicioso rompope hecho por él.

Su nombre de pila es Jorge Tarango y tiene 71 años de edad, cuenta que desde los 50 años comenzó a vender gelatinas porque se le dificultaba encontrar trabajo por la edad.

Es originario del Estado de México, pero llegó a los 40 años de edad a León y vive en el Barrio Arriba con uno de sus hijos, por lo que ya se considera leonés.

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Diario por la mañana se levanta y prepara lo que va a vender, después hace el aseo de su casa y ya para las 4:00 de la tarde se va al atrio del templo Expiatorio donde recibe la tarde y parte de la noche, pues ahí se queda hasta las 8:00, después camina sobre la calle Madero a la altura de La Paz para seguir vendiendo.

Dice que se queda en el atrio del templo porque ahí los inspectores de Comercio y Consumo no le quitan su mercancía, y además, porque tiene la “tolerancia” del padre que le da oportunidad de vender sus gelatinas.

Va diario, de lunes a domingo, y nada le impide salir a vender su producto, incluso, ni la embolia que le dio hace 10 años por la que ya no puede mover su brazo izquierdo, pues se las ingenia y trabaja sólo con el derecho.

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“Don Gelatinas” es un ejemplo de leonés que, aunque no nació aquí, lleva la sangre trabajadora de los panzas verdes.

Y no es por nada, pero te recomendamos probar sus gelatinas si es que no lo has hecho durante estos 20 años que tiene de ofrecerlas afuera de unos de los templos más importantes para los leoneses.

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