La Catedral de León

Como sede del obispado de la ciudad y hogar digno de nuestra Señora de la Luz, la Catedral de León es sin duda alguna una de las edificaciones más bellas de nuestro Bonito León.

Su construcción no fue nada fácil, porque ahí como la vemos, inmensa, imponente y bella, ha pasado por varias situaciones del tiempo, naturaleza y del hombre trabajo.

La Catedral Basílica Metropolitana de la Madre Santísima de la Luz de León, comenzó a edificarse en el siglo XVIII por los Jesuitas que se encontraban instalados en la ciudad, los cuales, habían abandonado León un año antes porque su templo de la Santa Escuela se encontraba sumamente deteriorado.

Con la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767 se paralizaron las obras, dejando los muros a la mitad. Así permaneció hasta 1830, cuando la familia Obregón retomó las obras apoyados por el párroco de aquel entonces, José Ignacio Aguado.

En el año de 1842, varios miembros del ayuntamiento se organizaron y pidieron cooperación de los vecinos para continuar con la obra que mucho prometía y, así, en 1855 se le hicieron algunas reparaciones.

Con la fundación de la Diócesis de León en 1864, su nuevo obispo monseñor José María de Jesús Diez de Sollano, puso manos a la obra para la terminación de este templo, al que se conocía popularmente como Compañía Nueva y que se instauró como catedral en el centro histórico de la Ciudad.

Consagrada a la Patrona de la Ciudad, la edificación fue elevada al nombre de Catedral y consagrada en 1866, aún sin terminar y el 5 de agosto de 1920 le fue otorgado el rango de basílica.

Su planta techada por ocho bóvedas, una cúpula central, sus capillas y su fachada, son de estilo Neoclásico y cada detalle de este edificio, desde sus puertas hasta sus altares, es considerado una verdadera obra de arte.

Hoy en día, la Catedral de León es una obra arquitectónica considerada como la más importante construida durante la segunda mitad del siglo XIX en Guanajuato.