¿Por qué la gente de León, es panzaverde?

Si escuchas “León” ¿Qué es lo primero que te pasa por la mente: Una riquísima guacamaya, el arco de la calzado, la fiera, las mujeres más bonitas del bajío y por supuesto el apodo “panzas verdes”.

Hoy te contamos el mito de cientos y cientos de generaciones leonesas, que hasta el día de hoy sigue siendo solo eso, un mito: ¿Por qué nos dicen Panzas Verdes? 

Comencemos explicando que no se trata de un mito reciente, sacado del actual equipo de fútbol, se remonta a historias que se han quedado como pregunta sin respuesta exacta y sin un archivo histórico que afirme la realidad. En la actualidad, podemos decir que existen 2 versiones que originaron este apodo: 

La primera versión, se origina en la antigua estación del ferrocarril local; antiguamente el ferrocarril permitía a los vendedores ambulantes subir y ofrecer sus productos en cada parada que hacía, cuando llegaba a la zona de León, los vendedores ya estaban preparados para entrar, se vendía desde golosinas hasta frutas, sin embargo uno de los productos favoritos entre los consumidores era la lechuga preparada con chile de árbol molido, sal y limón; los vendedores usaban delantales blancos y al limpiarse las manos en el delantal dejaban una mancha color verde, debido a la clorofila que desprendían las lechugas dejando a sus vendedores con “panzas verdes”. 

La segunda versión de este apodo histórico comienza con los conocidos curtidores de nuestra ciudad, quienes realizan un proceso químico para preparar la piel y ser usada en diversos productos que son toda una tradición de nuestra ciudad. Los trabajadores transportaban las pieles juntándolas en el abdomen, lo que hacía que al final quedaran manchados de verde; de aquí se dice que surgió una de las historias del equipo de fútbol, ya que antes los primeros partidos locales se daban entre los curtidores y estos llegaban a la cancha sin cambiarse, por lo que se convirtió en su uniforme.

¿Conoces alguna otra historia sobre los Panzas Verdes del León? Compártela en los comentarios. 

Redacción: Ana Vargas.