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Historias

La Central de Abastos: un oasis en la ciudad de León.

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¡Pásele, pásele!, ¡sí hay!; son algunos de los gritos que se pueden escuchar al llegar a la Central de Abastos. Al caminar, también salta a la vista los locales llenos de colores, por la fruta, por la verdura; texturas que te llaman a tocar, el olor y picor de las especias, el saludo amable de la gente. Como en una cocina gigante estos olores se combinan, algunos agradables, otros definitivamente no tanto; pero que sin duda hacen de tu visita algo muy disfrutable.

La construcción de este centro de abastecimiento ubicado en la Ciudad Industrial de León, justo antes de Prevención Social; comenzó en 1976 y para 1981 ya se encontraba en óptimo funcionamiento. Al principio fue ocupado por locatarios del Descargue Estrella, que buscaban ampliar sus negocios; también por agricultores que encontraron aquí, una forma de comercializar directamente sus productos.

Jorge Martínez Valadez, es uno de los que se mudó del Descargue Estrella a la Central de Abastos, a sus cincuenta años me platica que comenzó a trabajar desde los diez años como canastero, es decir, se dedicaba a ayudar con sus bolsas y canastas a las personas que acudían a comprar a estos lugares. También me cuenta que a pesar de no haber recibido estudios, gracias al contacto con la gente, ha podido aprender a comunicarse bien.

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En la Central de Abastos hay de todas las clases sociales, como me lo relata Don Jorge: «Aquí hay de todo, desde la clase alta, clase media y la clase más pobre. Hay precios para todos». Me señala unas arpillas de papa y me dice que ese es el desecho, tiene un costo menor y es el que se lleva la clase baja, mientras que la papa seleccionada es la que se llevan a un mayor costo.

Los principales clientes de la Central de Abastos, son las personas que venden en las “placitas”, no solo de León, sino de todo el Estado. Los clientes foraneos, son quienes se llevan grandes cargas de producto. También es muy visitada por abarrotes o pequeñas “tienditas”, y por su puesto de amas de casa en busca de buenos precios.

Uno de los trabajos más pesados de este lugar, es el de cargador o diablero, como algunos le conocen. Ellos se encargan de descargar y cargar los camiones que llegan desde diferentes partes de la República Mexicana. Don Jorge me comenta que se les paga aproximádamente cincuenta pesos por tonelada, además, me dice que entre tres pueden descargar hasta 20 toneladas.

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«Aquí hay mucho trabajo, no cerramos en todo el año; bueno, sólo en en Navidad, Año Nuevo y Viernes Santo. Aquí se trabaja de lunes a domingo; vienen desde Silao, Romita, Comanjilla; pero es de los ranchos de por aquí de donde más trabajan», me asegura Don Jorge, y es una realidad como me lo confirma Natalia Ávalos, encargada de La Guadalupana, local 26 y 27, ubicado en la plataforma H.

El día de Natalia comienza a las 4:30 de mañana, cuando se despierta para preparar el desayuno para ella y su hijo, diez para las seis debe de estar abriendo su local para comenzar la venta: «Aquí hay quienes inician a las cuatro de la mañana. Aquí es como la bolsa de valores, puedes abrir con un precio, al mediodía es otro precio y a las tres de la tarde puede ser otro precio. Es un trabajo muy dinámico»,  me comenta.

Para Natalia es un trabajo absorbente, pero le gusta trabajar en la Central de Abastos por el contacto con la gente, además, se esfuerza en mantener andando el negocio, y es que La Guadalupana vende más de trecientos productos para la cocina mexicana y para la cocina internacional, como la española, la indú, entre otras. En este lugar convergen sabores y colores de todo mundo, y es que por ejemplo, Natalia comercializa la maca peruana, el cúrcuma; que es una especia Indú que se usa desde hace 4 mil años en la gastronomía y tiene propiedas para desintoxicar el hígado, entre otros productos de diferentes nacionalidades.

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La Central de Abastos es un lugar obligado para conocer de dónde viene lo que llevamos a la mesa, la diversidad de colores y sabores que podemos encontrar en nuestra ciudad; donde la frescura, la calidad y los precios, dejan muy por detrás a cualquier súper mercado. Cuando pienses en hacer tus compras, considera la Central de Abastos como una opción, y que la distancia no sea un impedimento para apoyar la economía local.

Si visitas la Central de Abastos o ya lo hiciste, cuéntanos cómo fue tu experiencia.

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