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Gastronomía

La evolución del caldo de oso

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Para todos los amantes de “las bombas” y los “caldos de oso” les tenemos buenas noticias, pues este compuesto de fruta con vinagre y queso ha evolucionado, ahora hay quien gusta de prepararlo con clamato, camarones secos y hasta papitas.

Pero antes de continuar con la evolución de esta fruta te vamos a contar su historia y cómo ha venido cambiando con el paso de los años.

El negocio “Jícamas de El Expiatorio” fue fundado en el año de 1965 por Evaristo Negrete (hoy finado), la historia la cuenta Marco Antonio Camacho, cobrador y nieto del creador, quien orgulloso platicó que ya son 3 generaciones las que han pasado por ahí.

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“El negocio se inició en 1965 por parte de mi abuelo, fue el que inició el movimiento aquí mismo en la esquina de (las calles) Madero y 13 de septiembre a un ladito del templo Expiatorio”, dijo.

Es decir, este año cumplieron 53 años y además platicó de los cambios que ha tenido el platillo que hoy forma parte de las gastronomía e identidad leonesa, pues cuando iniciaron sólo se trataba de un vaso con vinagre, chile y limón, fue con los años que la gente fue pidiendo fruta como la jícama.

Después, hoy en día, los clientes piden la fruta con queso, camarón, seco, clamato y hasta patitas para lograr un sabor diferente.

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“La gente va innovando, a veces se traen papitas, camarón seco y todo eso, clamato para añadirle, viene siendo lo mismo, un caldo de oso, pero con diferentes ingredientes”, comentó.

El chico tiene un precio de $20 pesos, mientras que el grande cuesta $25 y diario se instalan en el mismo lugar de 10 de la mañana a 6 de la tarde, incluso los días festivos, pues ya hay personas del extranjero que llegan exclusivamente a comprar la fruta con queso y los demás ingredientes.

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