Historias
Andrés Lugo pone en alto el nombre de León.
Desde pequeño organizaba obras de teatro en su calle, sus retos eran vencer al equipo de fútbol de la calle de atrás en un partido de fútbol, sus horas libres las pasaba jugando cuadritos y piedra caliente con sus amigos; hoy ha ganado dos premios Emmy con trabajos realizados para la productora AganarMedia y ha participado en dos ocasiones en el Short Film Corner de Cannes. Él es Andrés Lugo, un joven leonés que ahora se encuentra radicando en Estados Unidos, trabajando para cumplir sus nuevas metas.
Platicamos con Andrés vía telefónica desde España, donde se encuentra actualmente después de participar en el Short Film Corner de Cannes en su pasada edición con el cortometraje “Domingo”, de la directora Erika Oregel, y en el que él fungió como editor.
La pasión cinematográfica de Andrés
Todo comenzó con una cámara análoga que compró mientras estudiaba en la Universidad De La Salle Bajío, aunque su acercamiento con las artes ya tenía bastante tiempo, pues había recibido educación en teatro, en música y arte circense, “Desde ahí fue trabajar con prueba y error”, me comenta.
Ya en la Universidad, el primer acercamiento al cine internacional se dio de la mano del Cine Colectivo Guanajuato, donde comenzó a realizar laboratorios de creación cinematográfica, lo que lo llevó a dirigir dos cortometrajes, uno en Quebec, Canadá y otro en La Habana, Cuba. Su llegada a Cannes se consiguió con el cortometraje “Hombres de Barro”, del Director Luis Abraham González Rocha, y en el que él se desempeñó como editor.
Para Andrés el sueño americano no fue algo que se le entregó a su llegada al país vecino, sino una constante lucha, un estira y afloja, “Llegas con un imaginario, pensando cómo voy a sobrevivir. Primero llegué a Dallas y ahí trabajaba limpiando baterías y como mesero, poco a poco se fueron dando oportunidades hasta que entré a una productora”.
La llegada a la productora AganarMedia se dio cuando se enteró que había una vacante de realizador y editor, después de reunirse con administrativos de la empresa pudo entrar, estando dos meses en prueba, “Me aceptaron y me encargaba de la realización del programa Super Latina, el primer Emmy llegó con la producción de Up Close Deepak Chopra, un programa de entrevista que relata los desafíos de llegar al éxito”, el segundo Emmy llegó al año siguiente con una producción acerca de Carlos Santana.
Posteriormente regresó a México por una temporada, para volver a Estados Unidos a continuar trabajando por su sueño, fue allá donde una persona le propuso irse a Miami, donde le podrían presentar a alguien que lo podría ayudar, “Me fui a Miami y llegué con ochenta dólares. No sucedió nada, ese alguien no me dio nada, me quedé esperando.
Tenía que trabajar para pagar donde estaba viviendo, entonces siempre me iba a una cafetería donde ofrecía mis servicios de fotografía y video. Me salvó un Uber; un día iba en uno de ellos hasta la cafetería, cuando me platicó que estaba buscando un fotógrafo para realizar material publicitario; gracias a ese trabajo pude sobrevivir un mes más y seguí picando piedra. Lo más difícil fue creer en mí mismo, estar con gente tan poderosa energéticamente, económicamente; entrevistar a Thalía, a William Levy, Pau Donés. Tomé el toro por los cuernos”, me relata Andrés.
El Andrés de León
“Mi mamá me dice que era muy aventado, muy cercano a la familia y también muy chillón. Siempre fui muy curioso”, me relata sus primeros años en la ciudad y recuerda los partidos de fútbol, las obras de teatro que montaba en su calle, su colección de estampas de Súper Campeones.
En la adolescencia, mientras se encontraba en la preparatoria, por una mala racha económica tuvo que ponerse a trabajar para poder solventarse los gastos de su escuela,
“Fue un golpe muy duro, comencé en Mc Donalds, pero no fue satisfactorio; en mi primer día se me cayeron los jalapeños y manché el uniforme que me habían dado. Después comencé a trabajar en Chilis como mesero y bartender, ahí duré tres años y medio”, este último trabajo, Andrés lo alternaba con sus estudios de inglés, que más adelante le serían vitales para poder llegar más rápido a donde quería.
Andrés recuerda cómo mientras iba a la Universidad De La Salle Bajío se detenía para observar la ciudad, hacía lo mismo mientras caminaba por la calle 5 de febrero y pasaba por la escuela Constancia y Trabajo, donde estudió el preescolar y la primaria. Esos recorridos son los que Andrés extraña, caminar por San Juan de Dios, escuchar las campanas de las iglesias.
“Cuando estás afuera de la cultura mexicana notas las diferencias, por eso es muy importante salir; muchas veces no valoramos nuestros propios lugares”, me comenta.
Para el joven talento debemos arriesgarnos y trabajar para conseguir lo que queremos, tomar el toro por los cuernos, ser curiosos, “Sólo hay una vida y vivir pensándosela es muy feo”.
Te mostramos algunos de los momentos que Andrés Lugo nos compartió.
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