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Gastronomía

Las «bombas» del Templo Expiatorio

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Foto en portada: @chispatv_

Con un chorro de vinagre que se combina con el limón, la sal, el chile y una montaña de queso, la historia del “caldo de oso”, hoy mejor conocida como bomba, comenzó hace casi 50 años en León y en la actualidad forma parte de la gama gastronómica de la ciudad.

Evaristo Negrete, dueño de “las frutas de El Expiatorio”, platicó que su papá, hoy finado, comenzó con el negocio hace casi 50 años, al principio les llamaron “caldos de oso”, pero con el paso del tiempo se les conoció como “bombas”.

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“Cuando él (su papá) empezó se preparaba lo que es el caldo de oso que ahorita normalmente ya se llama bomba, el caldo de oso llevaba vinagre, cebolla, chile, limón y queso, iba sin fruta, ya conforme fue pasando el tiempo, la gente lo fue pidiendo con jícama, pepino y ahora ya es fruta de temporada de la que quieran como sandía”, platicó.

Don Evaristo comenzó hace más de 20 años lavando platos, recuerda que se usaban los de plástico, pues él era el encargado de lavarlos, luego pasó a cobrar, hasta que un día se metió a despachar.

Hoy ya es un negocio familiar, pues sus hermanos tienen un puesto igual cerca del templo de San Juan de los Lagos en Jardines del Moral y de la Central Camionera, ya que él se ubica a un costado de El Expiatorio, de 10:00 de la mañana a 7:00 de la noche de lunes a viernes y de hasta las 5:00 de la tarde sábados y domingos.

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La mejor conocida como “bomba” es uno de los platillos gastronómicos que le han dado historia e identidad a León, pues la fruta y su composición de chile, vinagre y limón, sin olvidar el queso, causan una bomba que explota a quien la come para que no se olviden de ella.

¿Ya los probaste?

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